30 de abril de 2012

Y así comienza... la vida

Hay una pregunta cuya respuesta se está especulando: ¿Cómo se creó la vida? ¿Cómo pudo crearse moléculas orgánicas complejas?

Responder a estas preguntas es muy sencillo: Basta con algunos experimentos usando los gases en proporciones exactas, una simulación en base al resultado usando el ordenador y haciendo que cada año dure un minuto (es decir, a cámara muy rápida) y ya está.

En los años 50, Joan Oró y Severo Ochoa (ambos españoles, por supuesto) hicieron un experimento en EEUU. Se basaba en recrear la atmósfera primitiva y aplicar sucesivas descargas eléctricas. El resultado: Se formaban proteínas, lípidos y glúcidos (o azúcares) y se agrupaban en unos sáculos con membrana lipídica y proteínas en su interior.

Estos sáculos, llamados coacervados, compartían similaridades con las células procariotas. Según el propio Ochoa, "No son vida. Son lo que hubo antes de la vida".

Este experimento daba algo de luz al asunto. Es posible que tras varios miles de años, con ayuda de las proteínas, de la atmósfera primitiva y de la electricidad, se formaran ARN y enzimas capaces de replicarlo, así como ribosomas.

El ADN vendría más tarde, sustituyendo al ARN (excepto en algunas bacterias). El ARN quedó relegado, siendo su función el transmitir la información genética a los ribosomas. ¿Por qué? Porque el ARN mutaba con facilidad. El ADN apenas muta.

Todo esto por ahora son cojeturas, pero las pruebas arqueológicas y las recreaciones y simulaciones apuntan en ese camino. Yo no voy a criticar la mano que señala la luna.

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